Irreverente y provocador, porque no entiendo otra forma de estar vivo, añado a los requisitos
esenciales de la condición humana el rechazo absoluto a permitir que la rutina y la ordinariez de la
costumbre se asomen a mis días. Salvaguardar el asombro, mantener alerta la curiosidad, explorar
sin limitación todo cuanto aparezca ante los ojos y, si no se dan las circunstancias, salir corriendo y
no mirar atrás han sido las motivaciones de mi viaje por el mundo. Así lo cuento para ustedes en
estas páginas que hilvanan episodios y memoria; con ellas espero despertarles, al menos, la sonrisa.
Porque el buen humor es siempre bálsamo adecuado para todo contratiempo y garantía de
supervivencia cuando vienen mal dadas. Sin arrepentimientos ni innecesarias disculpas, verán que
sigo apostando doble o nada por seguir vivo. Si gano, lo celebro; la otra opción queda descartada,
pues siempre pensé que el que no arriesga es porque ya está muerto. Así que recuerden conmigo si
lo desean, no renuncien a nada y deseen cuanto esté a su alcance. El truco está en no aburrirse
nunca, que la vida es placer.
AUTOR
Si preguntan por ahí, los que me conocen les dirán
que vine al mundo hace 76 años en medio del océano,
que fui un niño itinerante y feliz y que una juventud
desenfadada no hizo otra cosa que afianzarme
el desparpajo infantil, al tiempo que
sembraba en mí el amor por las palabras, que siempre
respeté, y por las letras en general. Creativo y
audaz en grado sumo, contraje la enfermedad del
matrimonio con total inconsciencia en la treintena
y ello me emparentó, durante poco tiempo afortunadamente,
con una tribu histórica de la que ya no
guardo ni el recuerdo. Sin rastro de hipocresía, porque
es vicio que desconozco, afirmo que saqué partido
de espectáculos propios y ajenos cuando las
circunstancias lo toleraron. Di a la imprenta 14 libros,
viajé por el mundo y me empeñé también en
cuanta exploración capaz de abrir la mente se me
puso a tiro. Ejercí el periodismo en modalidades diversas,
pero siempre con la condición de divertirme,
que el humor es, sin duda, lo más notable de
mi carácter.
Soy constante solo cuando escribo y mi coherencia
la reservo únicamente para el amor de Sandra
y para los amigos. Les confieso, además, que
hace tiempo que no siento la necesidad de irme a
ninguna parte.
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