«Milita Molina: un agujero belga en la literatura argentina», rezaba un titular en 2013. Estamos ante una autora de culto de la última literatura sudamericana. Traductora especializada en narrativa estoadounidense, su entrega inquebrantable a la fórmula enunciada por Osvaldo Lamborghini, «autor de un solo texto», convierte toda su obra en una formulación coherente y corrosiva que destella genialidad. Su poesía performativa y su narrativa contracultural se adhieren una a la otra en límites difusos y agujereados por fisuras llenas de humor negro y una ingeniosa crudeza. «El lector vacila, sigue intrépidamente adelante pero ya no se repondrá nunca más de este accidente: ¿qué estoy leyendo?», aseveraba Nicolás Rosa. Milita Molina «se refugia en los intempestivos, en los inoportunos», su droga dura ante la angustia de tener un cuerpo: enfermo, claro. «Se me incrustan las palabras y cuanto más morbosas enfermas y malditas y condenadas más se ensañan con su rum rum». Beckett, Mansilla, Kerouac, Tsvietáieva, Lamborghini, Copi, James, Baudelaire, Macedonio, Bowles, Kierkegaard, Hernández, Austen Conciencia del daño que no renuncia y exprime. Y canta.
AUTOR
Milita Molina (Santa Fe, Argentina,1951) Se graduó como Profesora de Letras para la enseñanza media y superior en la Universidad Católica de Santa Fe. Radicada en Buenos Aires fue profesora de Literatura del siglo xix en la Facultad de Filosofía y Letras (Universidad de Buenos Aires), e investigadora de los Equipos de Investigación UBACYT. En el 2006 se convirtió en Profesional Principal del CONICET hasta su jubilación. En 2002 tradujo los Prefacios que Henry James escribió especialmente para la llamada edición de Nueva York de 1905. Ha traducido artículos sobre Samuel Beckett y textos de Raymond Federman, William Burroughs, Jack Kerouac entre otros autores. Ha publicado Fina voluntad (1993), Una Cortesía (1998), Los sospechados (2002), Melodías argentinas (2008) y Mi ciudad perdida (2012), al igual que numerosos artículos y ensayos.
|