Durante diez siglos, la jerarquía eclesiástica occidental fue indecisa, cuando no reticente, en cuanto a promover
el culto a la Virgen María. Desde que el concilio de Éfeso, en 431, la proclamara como Madre de Dios, se le
incorporaron cada vez más atributos divinos. Con razón se temía que el marianismo diera continuidad a los
cultos de las diosas paganas de la Madre Tierra, de las deidades consideradas reinas del Cielo y de las
divinidades femeninas de la Sabiduría. Fue en el siglo XI, en los conventos benedictinos de Francia, cuando se
dieron pasos fundamentales para la promoción del culto a la Virgen. La aportación de san Bernardo, con su
teología rígida y dulce al mismo tiempo, fue decisiva. Y en ese contexto, fusionando influencias de religiones
precristianas, surgieron las Vírgenes Negras, poseedoras de una carga simbólica riquísima.
Mientras todo esto ocurría en Francia y en otros lugares de Europa, Andalucía estaba en poder de los moros.
Fue a partir de las conquistas del rey Fernando III el Santo, a mediados del siglo XIII, cuando nuestra tierra
andaluza se incorporó a las nuevas corrientes del marianismo europeo.
Pero había en el valle del Guadalquivir un riquísimo sustrato de culto a lo «divino femenino», cuyas raíces hay
que buscarlas en los tiempos en los que el Guadalquivir, el río de Tartessos, formaba en su desembocadura el
lago Ligustino. Hay que observar cómo entró en Andalucía la Era de Aries dando fin a la de Tauro. Hay que
estudiar el influjo fenicio y hay que entender los trabajos de Hércules. Solo así comprenderemos por qué la
Virgen Negra de las aguas ligustinas presenta títulos que la hacen «la más negra de todas». Solo así
comprenderemos la riqueza de sentimientos que la figura de la Madre de Jesús despierta en nuestras
celebraciones y en nuestras romerías. Solo así entenderemos por qué es nuestra región la tierra de María
Santísima.
El lector, si se sumerge en la presente obra con espíritu abierto, mirando la negritud conceptual más allá de la
negrura física de las figuras marianas, podrá hallar esas claves por sí mismo
AUTOR
Nacido en Sevilla en 1947.Cofrade de las hermandades de Los Panaderos y Los Javieres,
ex hermano mayor de Los Panaderos. Miembro de la tertulia Solera Cofrade.
Pintor, firmando sus obras como Lázaro, y diseñador gráfico, en posesión del título
Computer Art y Design de la Universidad de Cambridge (UCLES). Profesor y organizador
de programas formativos. Investigador histórico, estudioso durante décadas de
las manifestaciones populares religiosas y de sus raíces más profundas, especialmente
en relación con Sevilla. Viajero incansable tras las huellas de la Orden del Temple y las
demás órdenes militares, aunque sin faltar jamás de Sevilla en Semana Santa. Editor
del blog sevillaparainiciados.blogspot.com.es, en el que ha publicado series como Sevilla
salomónica o La casa de la Pajería y sus circunstancias. Colaborador de boletines y
revistas especializadas, conferenciante, pregonero y poeta
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