El cáncer no debe considerarse algo infernal. Tan sólo es una enfermedad. Es cierto que es una enfermedad fea,
pero más sencilla de lo que se cree, y su curación en la actualidad está al alcance de la mano.
El número de cánceres aumenta constantemente, y a pesar de oír hablar una y otra vez de los progresos médicos,
la mortalidad como consecuencia de esta enfermedad tan apenas se ha reducido desde 1960, en especial
en los casos de tumores de páncreas, pulmones, hígado, cerebro
¿Y si, en lugar de buscar tan sólo la destrucción de las células cancerosas con tratamientos agresivos las convirtiéramos
de nuevo en funcionales? Esta nueva óptica puede mejorar la eficacia de la quimioterapia y la supervivencia
de los enfermos. Ésa es la convicción del doctor Laurent Schwartz, un brillante oncólogo e investigador
que ha dedicado su carrera profesional a reunir las pruebas fehacientes de que los mecanismos que permiten
que una célula se multiplique de manera anárquica están sobre todo vinculados a un problema en la combustión
del azúcar.
Este libro, dirigido tanto a pacientes como a terapeutas, propone normalizar el metabolismo de las células
cancerosas mediante una asociación de fármacos y suplementos alimenticios no tóxicos y bastante económicos,
y con una dieta pobre en glúcidos.
AUTOR
de 58 años, es oncólogo en el
servicio público de salud francés
que trabaja en el Hospital de
París (AP-HP), adscrito a la
Escuela Politécnica.
Número uno en su promoción
en la Facultad de Medicina de
Estrasburgo, más tarde se
diplomó en radioterapia
oncológica en la Universidad de
Harvard (American Boards), y
empezó a ejercer su carrera
como médico en Estados
Unidos, donde residió durante
siete años, para más tarde
regresar a Francia, país en el que
sigue trabajando como
terapeuta en diversos hospitales
públicos de la capital.
Schwart, además de dedicarse a
sus pacientes, ha orientado su
carrera y sus estudios a la
investigación del cáncer, para lo
que creó, hace cerca de veinte
años, un grupo multidisciplinar
en la Escuela Politécnica. En
aquel marco de colaboración
entre la AP-HP y la Escuela
Politécnica, se reunieron
médicos, matemáticos, físicos y
biólogos.
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