Barcelona tiene un patrimonio, una oferta cultural
y un dinamismo comparable al de las grandes
ciudades, pero sin ser una abigarrada metrópoli
de vastas dimensiones. Es una ciudad
cómoda, agradable, hecha a la medida de las
personas.
En 2019, superó su récord de turistas con ocho
millones de visitantes extranjeros. La ciudad
busca un modelo de turismo distinto, capaz de
disfrutar de su verdadera identidad, de su dinamismo
artístico y cultural, y, especialmente, de
los barrios, de la gente.
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