Wilma, una joven bruja, está deseando tener su primer GATO. Pero, como en la tienda de mascotas se acaban los gatitos, lo que Wilma se lleva a casa es un ¿WÓMBAT?! Es una gatástrofe! Un wómbat no se parece en nada a un gato. Quizá si le ponen unas orejas de gato a la pequeña cría, nadie se dé cuenta.
(Spoiler: sí se dan cuenta).
No siempre podemos llevarnos el gato al agua, pero a veces no conseguir lo que deseamos es incluso mejor.
AUTOR
Aunque nunca tuvo una mascota felina (ni un wómbat), aprendió a cogerle cariño a compañeros inesperados como un castor, un siluro o una tortuga mordedora. Vaya! Ahora canaliza su amor por los gatos y sus experiencias únicas a través de libros
ilustrados que espera que provoquen grandes carcajadas a sus lectores. ashleybelote.com @AshleyBeloteIllustration
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