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Fernando el Católico se mira en el espejo del tiempo. Viejo, lúcido y aún con el pulso del orgullo en las venas, repasa los pasos que lo llevaron a levantar un imperio y a convertirse, sin saberlo, en el último rey de su estirpe. En su memoria se mezclan el fragor de las batallas, los acuerdos sellados en la penumbra, las victorias que hicieron temblar a Europa y los rostros de quienes pagaron su precio. Desde los patios de la Aljafería hasta los campos de Granada, el monarca se interroga a sí mismo. Entre la razón de Estado y el latido del corazón. Entre la gloria y la culpa. Entre el deber y la fe. Y al hilo de sus recuerdos, el hombre va asomando por debajo del rey: el esposo, el estratega, el creyente, el que amó, el que dudó, el que temió no haber hecho bastante. Con una prosa rica y vibrante, Salvador Rus Rufino devuelve la voz a Fernando en su última hora, cuando ya no queda nadie a quien convencer. Su historia es la de un hombre que tuvo en sus manos el destino de un mundo que se acababa y que, al final, comprendió que el poder no está en mandar, sino en aceptar el paso del tiempo. Una novela histórica intensa, humana y llena de vida sobre el fin de una dinastía y el nacimiento de una nueva era.
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