El fin de las ideologías y del denominado pensamiento fuerte nos llevó a lo largo del S. XX a la
Posmodernidad, a la pérdida del sentido unitario de la verdad y los valores, al todo vale propio del
pensamiento débil. La ausencia de ideologías y valores firmes hizo que las democracias se debilitasen y que
la población perdiese todo interés por la participación política. Sin metas claras, el mundo cayó en manos
del puro consumismo, del ocio anestesiante y la total falta del uso de la libertad como forma de participar
en la dirección de nuestros destinos. Las democracias, abandonadas por sus bases populares, se han
convertido en simples democracias formales donde los individuos se limitan, en el mejor de los casos, a la
búsqueda del bienestar y a la dependencia infantil del Estado. Sin argumentos sólidos, sin ideologías que
nos orienten, sin valores objetivos, los gobernantes se limitan a la adulación del pueblo, al ejercicio del
populismo y a la demagogia. Y esta situación está llevándonos, cada vez de forma más clara, a los extremos
políticos: de extrema izquierda, de ultraderecha, independentistas, etc. Y las democracias débiles, se
debilitan aún más.
Sin embargo, desde nuestra posición filosófica, creemos que aún es posible recuperar la democracia
en un sentido fuerte sin, por ello, caer en el dogmatismo de las antiguas ideologías. Las ideologías
murieron y no deben resucitar, pues son dogmáticas y poco dadas al diálogo racional. Sin embargo, debe
ser posible recuperar los valores sociales, la racionalidad fuerte del pensamiento político y la defensa de
ideas propias. Es la libertad como valor fundamental la que, unida a la confianza en la razón, la equidad
y el diálogo, puede justificar una posición equilibrada, razonable, democrática, en fin, de centro. Estas son,
pues, nuestras diez razones para ser de centro.
AUTOR
Estudió Filosofía en la Facultad de Sevilla y se doctoró en esa misma facultad con la tesis titulada «El
conocimiento metafísico (Fenomenología radical versus Posmodernidad)». Es vocal por Sevilla de la Asociación
Andaluza de Filosofía (AAFi) y pertenece al consejo de redacción de la revista filosófica «ALFA». Tiene
publicados artículos en revistas especializadas como «El laicismo filosófico», «Ensayo sobre el sentido de la vida»,
«El fin de la democracia débil» o «Una esperanza racional -o cómo la filosofía puede sustituir a las religiones en
algunos casos-», entre otros; así como varios ensayos de divulgación filosófica. Su obra más reciente es «Filosofía
para la felicidad» (Almuzara, 2016).
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