El alimento para sustentar el cuerpo y las caricias para alimentar el alma ni se ofrecen ni se niegan, sino que
siempre están disponibles. Ofrecer a un niño más o menos ayuda de la que pide es perjudicial para su desarrollo.
A la luz del principio del concepto del continuum, para un adecuado desarrollo físico, mental y emocional,
los seres humanos necesitamos de aquellas experiencias para las que nuestra especie se ha adaptado durante el
largo proceso de evolución. Para un bebé, este tipo de experiencias incluyen:
Contacto físico permanente con la madre, un familiar o cuidador o cuidadora desde el nacimiento.
Dormir en la cama de sus padres hasta que el bebé deje de necesitarlo por sí mismo, lo que ocurre alrededor
de los dos años.
Lactancia materna a demanda en respuesta a las señales corporales del bebé.
Estar permanentemente en brazos o en contacto físico con alguna persona hasta que comience la fase de
arrastre y gateo, en torno a los seis u ocho meses.
Contar con cuidadores dispuestos a atender de inmediato las necesidades del bebé sin emitir juicios, mostrar
descontento ni invalidar sus necesidades.
Satisfacer sus expectativas de que es un ser innatamente social y cooperativo, un ser bienvenido y digno.
Una vez reconozcamos plenamente las consecuencias del trato que damos a los bebés, a los niños, unos
a otros y a nosotros mismos, y aprendamos a respetar el verdadero carácter de nuestra especie, podremos
descubrir con mucha más profundidad nuestro potencial para el bienestar.
AUTOR
Nacida y criada en Nueva
York, Jean Liedloff
(1926-2011) viajó por Europa
y realizó cinco expediciones
a la selva sudamericana para
estudiar a los indios de
Venezuela. Tras la quinta
expedición, y después de
entender que los que
pertenecemos a la
civilización occidental
hemos malentendido
trágicamente nuestra
naturaleza, concibió El
concepto del continuum, un
libro dirigido a quienes
buscan explicaciones y
remedios para la alienación
personal y los males
sociales.
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